“OLAS” на русском языке

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синонимы

имя существительное

ondulación onda

примеры использования

Sebastián Perdomo no quiso responder, atento como estaba a arriar la vela y maniobrar en la oscuridad para arrimar sin daсo el falucho al diminuto espigón que servía de desembarcadero y contra el que rompían las mansas olas de la noche.

Las olas tenían motas doradas por encima del azul del agua.

El sol comenzaba a elevarse apenas por encima de las olas que llegaban por popa, y su luz alargaba hasta casi el infinito la sombra de la montaсa que se proyectaba sobre el azul de un Océano que en aquel momento era como una onda infinita que se sucediese a sí misma eternamente.

•Primero fue una mar gruesa, de altas olas oscuras como de tinta china, inflamadas y amenazantes, y más tarde un temporal de levante que jugaba con el «Isla de Lobos» como si se tratara de una hoja de periódico confiada al viento en la esquina de dos calles, y la destartalada goleta no acertaba a hacer otra cosa que ir y venir de un lado a otro, subir, bajar y cabecear, asustada tal vez de su fragilidad al comprobar que ni siquiera a su propio timón obedecía y aquellas olas indómitas hacían saltar su casco machacando sus ya cansados huesos, abriendo sus junturas y permitiendo que el agua que golpeaba con fuerza sus costados se introdujera incontenible en sus bodegas.

Los caballeros oyeron un apagado fragor, como el de las olas al romper en una playa.

Ya era un barco muerto, perdida su capacidad de lucha; entregado por completo cuando las hélices del «Mongolia» arrojaron contra su casco furiosas olas que concluyeron por romper el precario equilibrio que venía manteniendo tiempo atrás con el agua, el sol y el viento.

Era un olor a trópico, a jungla, a mar distinto; un mar más cálido y activo, más sonoro que cuantos había escuchado hasta el presente, porque grandes olas que se formaban muy cerca de la costa crecían desmesuradamente como si las estuvieran hinchando desde abajo y se desplomaban luego sobre la arena con un sordo estampido.

Su padre, que había hecho su aparición sobre cubierta unos momentos antes, orinó por sotavento, se lavó la cara y el pecho con abundante agua de mar, y observó con ojo crítico la dirección del viento y la forma de las olas.

Su esposo asintió con la cabeza y seсaló a su alrededor:— No mucha, no te inquietes… No va a aumentar el viento y el mar se mantendrá tranquilo hasta la puesta del sol… Con esta altura de olas puedo bajar la borda medio metro.

La vaina plateada relucía con adornos dorados que trazaban curvas y olas.

Agitaba al aire su único brazo libre en un desesperado esfuerzo por conseguir que el barco no se alejara, y era tal su carrera que al fin cayó de bruces, pero casi de inmediato se alzó pesadamente, puso una rodilla en tierra, gritó y lloró suplicando, y reinició su desvencijada marcha tambaleante hasta alcanzar el borde del agua, permitiendo que las olas empaparan su larga falda.