“GENTES” на русском языке

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синонимы

имя существительное

pueblo personas

примеры использования

Habían colgado en las cuatro esquinas enormes «petromax» de los que usaban algunos pescadores en la mar, sin importarles el absurdo derroche de combustible que significaba tan inútil verbena que no constituía en el fondo más que una vana demostración de prepotencia frente a unas pobres gentes que a menudo tenían que escatimar el carburo de sus lámparas, y desde el mismo momento en que cayó la noche había podido distinguirse a un centinela armado en la azotea.

Todo resultaba aparentemente fácil y, no obstante, todo se iba complicando por culpa de unas gentes absurdas que parecían haberse contagiado por el absurdo paisaje que las circundaba, negándose a reaccionar como debían.

En vez de eso, la mujer le hizo preguntas sobre la Tierra Occidental, sobre cómo eran sus gentes y dónde vivían.

—Estas gentes nos odian realmente —comentó Derek.

Habida cuenta de la opinión que nuestras gentes tienen de los hechiceros, dudo que encontréis muchos libros de magia escritos en solámnico.

Una ciudad llamada Dargaard creció alrededor del alcázar, pero la mayoría de las poblaciones de Nobleterra se alzaban a orillas del río y sus gentes se ganaban la vida con la explotación de molinos o el aprovechamiento de recursos naturales como la madera o la pesca.

Y su esposo, su hombre, al que jamás habían asustado las tormentas, ni las más negras noches de mar gruesa, ni la guerra, ni las penalidades de los aсos difíciles en los que no parecían existir más que odio y hambre, se mostraba por primera vez profundamente inquieto por la presencia de aquellas gentes de tierra adentro de las que la vida le había enseсado siempre a recelar.

Las gentes del pueblo del glaciar estaban sentadas en el suelo, con las piernas cruzadas, encima de pieles extendidas, y se dedicaban a sus tareas.

Don Matías Quintero aborrecía el mar desde su infancia; desde que se tragó a su primo Andrés ante sus propios ojos allá en Famara, y había permanecido siempre de espaldas a un Océano que se le antojaba hostil, como si un presentimiento le anunciara que de ese Océano y sus gentes le llegaría algún día el mal definitivo.

Allí, y durante los cuatro aсos que siguieron, se negó igualmente a leer un solo periódico ni a consentir que nadie le hablara de una guerra en la que gentes y pueblos que amaba y que hubiera deseado pintar se dedicaban a la siempre estúpida tarea de matarse unos a otros desenfrenadamente.

Matías Quintero tiene mucha influencia, y las gentes de tierra adentro no son como nosotros… — Hizo una pausa y su voz sonó ronca y claramente preocupada—.